La televisión pública regional es un derecho que nos hemos ganado a pulso.
Cuando se creó en 1985 el primer canal regional Teleantioquia, se desarrolló paralelamente una industria, una audiencia y un ejército de profesionales del mundo audiovisual.
En estos casi treinta años de existencia de los canales regionales hemos fortalecido nuestros valores, nuestras costumbres, nuestros propios lenguajes. Qué se lograría con informar al país siempre desde la capital, con los problemas únicamente de la capital, con corresponsales que tienen unos segunditos para contar sobre nuestras realidades?
Frente al cuestionamiento de la viabilidad de la televisión regional nos preguntamos: ¿Para el estado es más importante el negocio y sus utilidades que la construcción de ciudadanía y la consolidación de la democracia regional?
Es una obligación del estado permitir y auspiciar el libre desarrollo de cada región con sus propios canales audiovisuales. Es obligación del estado entregar a las poblaciones menos favorecidas que no pueden adquirir servicios de cable nacional e internacional, televisión de calidad que eduque, entretenga y reproduzca los valores de cada región.
No entendemos, los que hemos trabajado codo a codo, hombro a hombro con el estado, porqué hay que acabar con la industria regional de la televisión, Usted si?