Convencí a mi Jefe…

Convencí a mi jefe, de viajar al cubrimiento de la X Conferencia guerrillera de las FARC, que iba a desarrollarse en los Llanos del Yarí, Corregimiento del Diamante, Municipio de San Vicente del Caguán, entre el 17 y el 23 de septiembre de 2016. Le dije que era un acontecimiento histórico y la verdad aceptó convencida, no tuve que esforzarme mucho, pues la idea le encantó, aunque confieso que a mí me llenó de ansiedad su, “ Sí claro Sandrita, ese material nos puede ser de mucha utilidad”, de todas maneras participaríamos en una Convocatoria para Teleantioquia denominada Relatos de paz, en la que propusimos la mirada de una o un guerrillero con respecto al proceso de paz, teníamos la esperanza de salir beneficiados en la Convocatoria, y así tener más soltura en el tema económico.

Llegó la horrible noche, o mejor el terrible día, le confesé a mi jefe , antes de partir, que sentía muchos temores, pues no era para nada una simpatizante de las ideas de izquierda, no temía un secuestro, ni mucho menos un ajusticiamiento, si no poner en evidencia mi falta de objetividad periodística al momento de enfrentar una entrevista, de establecer un diálogo, de relacionarme con ellos, temía cuestionar sus métodos para conseguir ingresos , el secuestro, el cobro de impuestos sobre los cultivos de coca, la extorsión, los pueblos atacados y literalmente destruidos, las minas antipersonal, las pipetas de gas usadas como arma mortal, en fin.

Al mismo tiempo me maravillaba el pensar que, sin duda, era la experiencia más importante de mi vida profesional, de mi vida en mi amado periodismo, iba a conocer un territorio desconocido y hermoso, según las fotografías e imágenes de televisión que veía, iba a entrar en contacto con gente de otra cultura, mi gran fascinación, y tenía el reto de encontrar una buena historia, pues había en mi la esperanza de ganar la Convocatoria del Canal Regional.

¿ Indiana Jones criollo?

Partí con mi camarógrafo, que siempre se ha considerado un Indiana Jones de la televisión regional. Él me encanta para este tipo de trabajos porque todo lo que significa salir de la ciudad es una aventura sin precedentes , excepto cuando le toca montar a caballo o en mula, ahí sí su genio cambia, porque extrañamente los equinos que le son asignados SIEMPRE intentan morderlo, tirarlo a los abismos, brincar y no obedecer, cuando cambiamos, el que me llevaba a buen ritmo y calmado lo intenta morder, brinca y también lo quiere tirar por los abismos, y el que lo estaba maltratando a él , conmigo cambia de actitud!

Afortunadamente este viaje no requería de montar en mula o caballo, pero sí una larga travesía que incluyó dos vuelos aéreos y un penoso trayecto en camioneta por una trocha, vía no, trocha.

Debíamos desplazarnos hasta Bogotá, de allí hacer la conexión a La Macarena, en el Meta y de allí a El Diamante, en el Caquetá. Había logrado contactarme por Whatsapp con una corresponsal internacional y acordamos vernos en el aeropuerto de la Macarena y tomar, con sus acompañantes, la misma camioneta, para aliviar los costos. Pero llegado este momento, sus compañeros decidieron bajarnos, literalmente bajarnos del vehículo, porque no querían un viaje tan penoso y tan incómodo.

Cristián, el que comandaba los viajes de los periodistas entre La Macarena y el Diamante, me prometió otro carro a las 2 de la tarde, pero debía llenarlo, para que nos saliera económico, y terminamos saliendo hacia las 5 de la tarde, en compañía de unos realizadores bogotanos independientes.

Sneyder, el conductor, era un llanero amable, que nos dijo que hacía las paradas que quisiéramos, y nosotros enardecidos con el atardecer de la llanura y embrujados por la luna, que competía en protagonismo con el sol, que se negaba a ocultarse, lo hicimos parar varias veces para tomar fotografías. Sneyder acostumbrado a ese hermoso espectáculo, no entendía nuestro entusiasmo.

¡Unas anfitrionas gomelas!

El trayecto tardó unas seis horas, y así, de pronto de la nada, en medio de la selva apareció una portada que decía X CONFERENCIA GUERRILLERA DE LAS FARC, WELCOME-BIENVENIDOS.

Entramos, y la verdad el calor en mi cuerpo, se transformó en frío, eran más de las 10 de la noche, nos dirigimos a una carpa que decía ACREDITACIONES, allí nos atendieron un trío de chicas hermosas, de marcado acento gomelo y bogotano, vestidas con jeans de marca gringa y pashminas de seda, no sé por qué me dije: “Son traídas o compradas directamente en Milán, Italia”.

Amablemente nos dijeron que teníamos tres opciones de alojamiento, las camas, el campamento o el camping, me sentía muy cansada y como quería una cama, sin consultarle a mi Indiana Jones, que de seguro hubiera dicho campamento, le dije camas, quería una cama, pues hice cuentas rápidas y llevaba más de 18 horas en pie.

Nos asignaron una guía, que nos llevó hasta una enorme carpa donde habían cerca de 300 camas, dispuestas a lo orfanato. Estaban vacías casi todas, pues los periodistas optaron, en la enorme mayoría, por el campamento.

A un lado de la carpa habían unos 30 baños y duchas, entre masculinos y femeninos, mi cansancio y la noche me impidieron reparar en más detalles, sólo atiné a decirle a mi camarógrafo que debíamos estar listos a las 7 de la mañana del día siguiente para la instalación oficial de la X Conferencia.

Y comenzó la Conferencia y con ella mi angustia

Y así fue, estuvimos 15 minutos antes de la hora citada para el evento. En esa enorme llanura fue instalado una tarima al mejor estilo de concierto europeo, un sistema de sonido con más de 30 amplificadores, tres inmensas pantallas LED, una tarima al fondo para los periodistas. En medio de esa lejanía , de ese paisaje virgen, esa parafernalia nos resultaba surrealista, a todas luces.

Y la instalación comenzó, y allí fue mi primer contacto con esa tropa, que hasta entonces sólo había visto en televisión. Había, en perfectas filas, unos 200 guerrilleros, entre hombres y mujeres, con pantalones camuflados pero camisas y camisetas de diferentes estilos, las chicas muy maquilladas, con adornos exagerados en sus cabellos, algunas de ellas, y los chicos, muchos jóvenes, perfectamente afeitados y de cabellos cortos.

Una de las comunicadoras que nos atendió el día anterior, pelirrojita y de lentes contemporáneos me dijo, en tono suave, que no podía tomar fotografías desde donde estaba, yo me ubiqué en las primeras filas, a un costado. Con tono airado y reconozco, algo grosero, le dije : “ la tarima para los periodistas está mal ubicada, muy lejos para nuestro trabajo periodístico, si me voy para allá las fotografías que publique no serán buenas”, aunque allá estaba mi Indiana Jones. Se alejó y al rato volvió y con su tono suave y amable me dijo que podía tomar desde ahí las fotografías que necesitara, no le dije gracias, me limité a mirarla.

Esa tarde alguien me dijo que “ la preciosa pelirrojita” era Milena Reyes, sobrina de Raúl Reyes, y hacía las veces de jefe de prensa de la Conferencia, con quien me crucé unos cuantos correos previos a nuestro viaje, en los que le solicité la acreditación y le pedí el contacto del transporte.

El evento de instalación tardó en empezar unos veinte minutos y menos de eso duró el discurso de Timochenko. Vi, entonces en persona, a los altos comandantes de las FARC, los mismos que veía a diario en las noticias de La Habana, acompañados de unos 20 más, pocas mujeres entre ese selecto grupo.

Al término de la instalación, no atendieron a la prensa, y cuando intenté abordar a los guerrilleros de la tropa, me dijeron que “ no estaban autorizados para hablar” ¡Casi que me da un soponcio! ¿A qué habíamos ido? ¿Cómo le justificaría a mi jefe, semejante desplazamiento? Para obtener esas imágenes bien podríamos habernos quedado en Medellín y comprarlas a cualquier medio nacional.

Me enteré además, ahí, que ellos deliberaban en privado, alejados de los medios, y que no autorizaban hacer imágenes, estaba convencida que los podíamos grabar y luego preguntar sobre los temas tratados en cada jornada, ¡Doble decepción!

El tiempo en El Yari es otro tiempo

Intenté calmarme, me tranquilicé un poco ante la posibilidad de poder abordarlos a las 12 y 30 p.m. cuando había prevista una rueda de prensa. Nos dedicamos entonces esa mañana a hacer reconocimiento del lugar y tomar algunas imágenes de apoyo, vi entonces la magnitud de las instalaciones que habían adecuado para el evento, un restaurante casi cinco estrellas, el dormitorio con las camas del tamaño de una bodega de almacenamiento de contenedores, una sala de prensa inmensa y un auditorio para las ruedas de prensa, todo sobre tierra amarilla o mejor lodo.

Miré el reloj y eran las 8 y 45 de la mañana, hicimos el recorrido, y volví a mirar el reloj y eran las 9 y 05 de la mañana, me fui para la sala de prensa y le pedí a mi camarógrafo que comprara 10 minutos de Internet, mientras el grupo de prensa nos copiaba imágenes del Estado Mayor, cuando regresó con la clave pude conectarme con la oficina y contarle a mi jefe las angustias, me dio ideas de temas que contribuyeron a elevar mi nivel de preocupación.

Luego de tres minutos de estar por Whatsapp con la oficina , la señal desapareció y no pude volverme a conectar, ni yo ni ninguno de los demás periodistas, todos nos sentimos asaltados, yo por 7 minutos perdidos, pero me enteré de otros colegas que habían comprado hasta ¡50 minutos!

Volví a mirar el reloj, y eran las 10 y 20 a.m. ¡Noooooo!!! Tengo la prueba fehaciente que el tiempo no transcurre en el Yarí. Luego como de 6 horas fueron las 12 y 30 p.m. los periodistas nos agolpamos para asistir y preguntar en la rueda de prensa, Pastor Alape, hizo su entrada triunfal y no entendí por qué, un grueso de los asistentes lo aplaudieron, el periodista del Colombiano, con quien hice amistad de inmediato, y yo nos miramos extrañados.

La rueda de prensa se inició con unas palabras de este conocido comandante, dijo que se habían debatido los temas de los primeros acuerdos, que los jefes de bloque planteaban sus inquietudes y que se resolvían conforme se había acordado en los diálogos de La Habana. Se inició la ronda de preguntas, habló alguien de un medio internacional, luego otro de un medio nacional y nos quedamos con la mano levantada el resto. La pelirrojita dio las gracias por nuestra presencia y dijo que en la tarde nos esperaba a las 7 de la noche para otra ¿¡ Rueda de prensa!?

 ¡Ahí sí fue Troya!…

Por: Sandra Jaramillo

La segunda parte de este relato se publicará el próximo Lunes 4 de diciembre.

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