Ser autista no es estar enfermo. Cuando se habla de un ser autista debemos entender que se trata de un humano diferente, que asimila distinto y que tiene dificultades para comunicarse.
Poco conocemos de esta situación, no sabemos exactamente qué es, por qué sucede, cómo se enfrenta, qué tan común es. Llegó la hora tomar conciencia pues según la Organización Mundial de la Salud, es un asunto de salud pública.
En Colombia no hay estadísticas pero sabemos que en Estados unidos por cada 88, nace un niño o niña autista y lo preocupante es que esta cifra aumenta día a día. Tenemos pues la obligación de interesarnos por el tema. Es bien curioso, mientras no tengamos en la familia o cerca a alguien con esta condición, la cosa no tiene que ver con nosotros.
Felipe Mejía vive en Medellín, estudia diseño gráfico y es autista. Su familia se dio cuenta muy pronto de la diferencia en su desarrollo frente al aprendizaje de su hermanito inmediatamente mayor y buscando información sobre el autismo se encontraron con la triste realidad del desconocimiento del tema en nuestra sociedad, se dedicaron entonces a aprender y a buscar ayuda en instituciones extranjeras. Más adelante y con muchas dificultades y con la tenacidad que da el amor tocaron puertas en los colegios de la ciudad y poco a poco fueron sensibilizando a algunos para que recibieran a Felipe y permitieran que realizara su primaria y su bachillerato. Hoy es un joven funcional, educado, listo para vivir en comunidad y trabajar como otro chico cualquiera.
La invitación es a pensar en la inclusión, en la tolerancia para aceptar las diferencias. Todos somos distintos y tenemos diferentes cualidades y capacidades, pero todos buscamos lo mismo: vivir para ser felices y cumplir nuestra misión en la tierra. De Boca en Boca se une a la campaña de visibilización de estos temas y convoca a sus amigos a pensar cómo poner su granito de arena en la búsqueda de soluciones